lunes, 24 de septiembre de 2012

Las ejecuciones de Draven.

WELCOME TO LEAGUE OF DRAVEN


Estaban en la plaza de toreo de Noxus donde Draven exhibía sus artes en el mundo del movimiento del hacha. Iba vestido de bufón de circo, y haciendo malabares con fuego y hachas, alguien se rió burlosamente de él.

Exacto, fue Urf.

Draven, en su máximo estado de ira noxiana, cogió su hacha bañada en odio, y le rebanó las aletitas a Urf. Draven, continuando con su cruel sonrisa, mientras Urf sufría, le mostró al público victoriosamente mientras moría.


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Las ejecuciones en Noxus se habían situado en el primer peldaño del ocio del pueblo noxiano. Estos perversos "shows" se llevaban a cabo 1 vez a la semana en la plaza conmemorativa del Alto Mando Noxiano, lugar predilecto para espectáculos al aire libre.

Todo se preparaba con exquisito cuidado; se instalaba una serie de asientos exclusivamente a primera fila para el Alto Mando separada de la muchedumbre del pueblo, a la vez que una larga alfombra negra para ellos y protegidos por una gran escolta de guardias Noxianos.
El resto del pueblo se situaba alrededor de la plaza dejando la parte de ésta libre donde se colocaba el escenario donde tendría lugar la ejecución, además de los curiosos asomados desde las ventanas de sus casas mirando para dicha plaza.El ambiente era de fiesta, cómo si se tratara de ver una obra de teatro; los niños correteaban entre la muchedumbre riendo y cantando los himnos de Noxus, las mujeres cotilleaban sobre sus quehaceres hogareños y los hombres reían a carcajadas comentando las últimas ejecuciones por Draven.El momento de la hora llegó, empezaba el replique de campanas de la torre principal de la ciudad más imponente de Valoran, a la vez que el pueblo clamaba a voces el nombre del condenado. Al mismo tiempo, Draven aguardaba sentado en su celda con la mirada baja, escuchando el preludio de su trabajo.Se escucha al fondo del público el sonido del caballo que trae a la víctima fruto de la justicia de Noxus, amordazado y tapado con una capucha negra, junto a varios guardas custodiando la seguridad de éste hasta la llegada de Draven. El pueblo abre un estrecho pasillo dejando paso a lo que será el último paseo del ajusticiado hacia el interior de la plaza; la gente grita de emoción, algunos incluso se atreven a lanzar piezas podridas de fruta en señal de desprecio.
Acto seguido se colocó al preso atado a un gran bloque de madera puesto especialmente para la ocasión y se le quitó la capucha que cubría su rostro para que pudiese contemplar (aparte de la inminente llegada de Draven, su verdugo) sus últimos momentos de vida.El general Boram Darkwill, gobernante de la ciudad, hace un leve gesto con la cabeza indicando que el temible verdugo ya podía hacer acto de presencia. Inmediatamente, la celda que contenía a Draven se abre dejando libre a la bestia para ejercer lo que mejor sabía hacer, matar dando espectáculo.
A la entrada de éste en la plaza el pueblo vitoreaba su nombre, aclamándolo e incluso haciendo que algunos se santigüen a su paso mientras él se pasea por la plaza, levantando los brazos y con su inconfudible sonrisa quebrada.El acto de justicia se basaba en dos puntos esenciales:

  • Una pequeña demostración de las habilidades del verdugo lanzando sus espadas hacia lo que son objetos como manzanas, velas, o incluso grandes barreños llenos de agua los cuales eran destrozados en cuestión de segundos. 
  • El gran final, aquello para todos los que habían llegado allí incluso siendo de varios horizontes más allá de Noxus: la ejecución. Draven tenía algo preparado para su público.
Sonriendo, mientras observaba la cara de horror del preso, empezó a lanzar sus espadas una y otra vez como si se tratara de una danza macabra para infligirle pequeños cortes no letales para que gritase de dolor. Cortes pequeños pero bien dados, tanto como en músculos que sostienen otros músculos tanto como en articulaciones.
A lo largo de los años y la multitud de ejecuciones que llevó a cabo, Draven aprendió bastante sobre la anatomía humana, llegando a acertar pequeños puntos vitales del cuerpo humano desde varios metros de longitud.
El tiempo y la vida del preso se acaban, Draven indica a un guarda que tenga una antorcha preparada, se aburría de provocar pequeñas heridas y que el público gritase "tan bajo" por él, así que decidió pasar a la acción. Sin pestañear siquiera lanzo una de sus espadas cortando una de las manos del preso, el público gritó de emoción al ver que el verdugo comenzaba su lento y meticuloso trabajo en público. El preso lleno de dolor no podia de revolverse y gritar.Draven le hizo con un gesto al anterior guarda que le acercase la antorcha al muñón para cauterizar la herida para evitar que se desangrase. Poco a poco fue haciendo lo mismo con las extremidades de su cuerpo, una a una.

  • "He de decir que tienes valor, chico. Pocos han aguantado el dolor sin desfallecer"- Pronunció Draven, quien mostró cierto respeto por el condenado.
 Posteriormente, Draven mira al general Boram, quien éste se levanta y dice en voz alta:
  • "¡Ciudad de Noxus! Contemplad cómo se paga a aquellos que osan desafiar la voluntad del Alto Mando Noxiano". Acto seguido, levanta su mano derecha y con un leve giro de mano poniendo su pulgar hacia abajo indica a Draven que ha llegado el momento.
El pueblo estaba espectante, se mantuvo el silencio en la plaza, tan solo se oia el vuelo de algún pajaro y un par de voces entre el público: "¡PIEDAD!"
Sin más dilación Draven lanzó sus espadas simultáneamente atravesando una el esternón mientras que la otra, a los pocos milisegundos, llegaba finalmente a su cabeza hasta atravesar su cráneo.
El pueblo clamó al impasible verdugo.


"La benevolencia y la compasión no son más que un signo de debilidad"- Draven

 
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